Capitulo 16 El ovni

  

El hombre miró su reloj, eran las siete y cuarto, era temprano, se bajo del autobús y le echó un vistazo a la calle, estaba desierta, no había un alma a pesar de la hora. Camino a su casa, acababa de salir del trabajo y llevaba prisa, hacía rato no comía y tenía hambre.

De pronto una luz se le acercaba, venia flotando, se le quedó mirando con curiosidad. Los movimientos que hacía no eran normales, frenaba, giraba, como si estuviera buscando algo. Al acercarse vio que era una nave, redonda, gris, brillante, recordó los cuentos de ovnis que había escuchado y se dio cuenta que tenia uno delante de el. Quiso correr, gritar, pero su cuerpo no respondía, un escalofrío recorrió su cuerpo, estaba a su merced.

La nave aterrizo delante de el, se abrió una puerta y una escalera descendió hasta sus pies. Entonces se calmo, no sabía cómo, pero le llegaba un sentimiento de paz indescriptible del interior. Encamino sus pasos a la escalera y comenzó a subir. Lo que veía era inconfundible, era exacto a los relatos que siempre había escuchado.

Empezó a recorrer un pasillo plateado, inmaculado, no tenía un saliente, un remache, ni siquiera una imperfección, todo a su alrededor parecía hecho de una sola pieza.

Lo atraía una luz al final, se dirigió hacia ella, seria la muerte? La luz al final del túnel?.  Al llegar vio que había una puerta, la atravesó. Esta se cerró detrás de el, dentro había dos seres que parecían brillar, no podía mirarlos y ver sus rasgos, pero eran humanoides, grises. Lo llevaron hacia una mesa, lo acostaron y le hablaron sin mover los labios, escuchaba sus voces en el interior. Le decían que no tuviera miedo, que no le harían daño, que no estaban aquí para afectar a los humanos. Sabía en su interior que le mentían, pero el sentimiento de paz y tranquilidad que lo embargaba no lo dejaba preocuparse ni alterarse.

Del techo salían disimiles brazos, cada uno con un instrumento distinto, vio una pinza, un bisturí, una cámara, y otros que no reconoció pero le eran familiares, todo era instrumental quirúrgico.

Trato de moverse y le fue imposible, otra vez estaba paralizado. Le pusieron una careta como de oxigeno. Los parpados se le volvieron pesados, intento mantenerse despierto, pero no pudo, se quedo dormido viendo como los dos seres se le acercaban y tomaban los instrumentos quirúrgicos en sus grises manos y le dirigían la mirada con sus enormes ojos.

Abrió los ojos, estaba tirado en la acera, a un costado de la parada donde se había bajado del autobús. Lo primero que hizo al ponerse de pie fue revisarse a ver que le habían hecho. No noto nada extraño, no tenía un corte, ni sangre, no había daño por lo menos externo.

Entonces pensó en su familia que lo esperaba, estarían preocupados, el nunca llegaba tarde. Encaminó sus pasos hacia su casa y miro su reloj, eran las siete y cuarto.


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