Capitulo 30 Padre amoroso
Desde que me divorcié de mi esposa no me habla, hace casi 2 años que no me dirige la palabra. Seis meses después del divorcio ya estaba casada otra vez.
Su nuevo marido no es mala gente, pero se pasa casi todo el día en el trabajo y no se ocupa de mis hijos como yo. Después de todo no son suyos.
Todas las tardes voy a mi antigua casa. Trato de verlos y jugar con ellos. Desde que entro siento el desprecio de mi exmujer. Ni un beso, ni un hola, nada, una frialdad enorme. El mayor no me hace caso, se comporta como si yo no existiera y no me mira ni me habla, igual que la madre. Pero a mi no me importa, es mi hijo, mi sangre y siempre lo querré.
El menor si me saluda en cuanto llego, corre hacia mi y me abraza. Me cuenta como fue su día y que aprendió en la escuela. Pasamos tiempo juntos hasta que oigo la puerta delantera y llega el padrastro. Entonces la madre los llama y bajan a comer. El peque ya ni me menciona, la madre siempre le decía que tenía que dejar de jugar conmigo y hablar de mi, que era una mala influencia para la familia.
Tiempo después suben de nuevo a la habitación y se duermen después de hacer sus tareas. Los arropo y los veo dormir un rato. Entonces salgo, bajo a la sala y veo a su madre tranquila en el regazo del hombre. Nos ignoramos mutuamente.
Salgo a la calle feliz. Otro día junto a mis hijos, mi rutina diaria. Entonces camino de regreso a mi tumba y me recuesto a descansar, mañana será otro día igual.
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