Capítulo 31 Cena romantica
El timbre de la puerta emitió un breve sonido. La mujer se dispuso a abrir, ya conocía el toque de su marido. Llevaban 17 años casados, ya el matrimonio había perdido su magia.
La rutina y las peleas continuas marcaban su día a día, y ya no aguantaba más, había tomado una determinación.
Recibió al hombre con un saludo normal.
- Hoy no hay peleas?- preguntó
- No -le dijo ella- hoy tenemos que hablar, y decidir nuestro futuro.
- Te prepare la cena, sentemonos a hablar.
- Tienes algo raro, estas más amable que de costumbre, bueno, estas amable, ya eso es algo- le espetó bruscamente
- Vas a empezar tu- Protestó ella
- No, disculpa, es la costumbre. Déjame cambiarme y hablamos.
El hombre se dirigió a su cuarto, preocupado. Notaba algo raro, su esposa hacia mucho rato que no le trataba así. Era fría y distante, querría hacer las pases o terminar la relación de una vez?. Sin saber exactamente qué pensar, pero con una vaga sospecha que rápidamente se hacía certeza, se quitó la ropa y se dirigió al baño.
Mientras, la esposa traía los últimos platos de la cocina y daba los últimos toques a la cena. Después de terminar, se sentó en la mesa a esperar, no debía demorar mucho.
El marido salió del cuarto y se dirigió al comedor. Al llegar vio la mesa, no recordaba la última vez que le había preparado una cena. Estaba echa con ganas, se veía el esmero puesto en la tarea. Entonces fue a la cocina y busco un vino.
- Que celebramos? - dijo sentándose frente a ella en la mesa.
- Comamos primero.
- Esta bien.
Al poco rato, después de comer.
- Podemos arreglar esto?- preguntó ella.
- Pensé que me darías los papeles del divorcio. Como puedes pensar en arreglarlo? Si hasta vi en la casa de nuestro amigo el recibo del vestido que llevas puesto- le espetó el molesto
- Y la cena romántica con la vecina? Crees que no los vi el sábado?
- Y que querías que hiciera?, te vi salir con el vestido nuevo y me llamaste al celular diciendo que tu madre te necesitaba. No te distes cuenta que yo ya doblaba la esquina.
- Entonces está decidido, me voy con tu amigo, no te soporto. El plato que te comistes estaba envenenado. - Le dijo, amenazante.
- Con el polvito blanco que escondes en la alacena?- le preguntó
- Si, con arsénico - respondió extrañada.
- Bueno, te lo tomaste también tu con el vino- dijo el ya con una mueca de dolor.
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