Capítulo 59 Monstruos

 La mujer terminó de lavarse los dientes y se puso su camisón de dormir. Salió del baño y se dirigió al cuarto, ahí fue cuando lo vio. Un verdadero monstruo, ojos iluminados, pelos cubriendo todo su cuerpo, garras afiladas y un rostro que no era humano. Estaba parado en el centro de la habitación con una pose claramente amenazadora. Su cuerpo se paralizó del terror, a duras penas pudo articular un grito.

El hombre estaba sentado en la sala, saboreando un buen vino y mirando el fútbol. Casi se acaba el partido cuando oyó el grito de su mujer proveniente del cuarto. Soltó la copa y corrió en su ayuda. Al entrar al cuarto pudo ver la escena. El extraño animal agarraba a su esposa en el piso y le apretaba el cuello, de un salto se paró a su lado y lo empujó, quitándoselo de arriba. El animal se incorporó y se dispuso a responder. El cuerpo del hombre comenzó a cambiar, sus manos se convirtieron en afiladas garras, su ropa se desgarró con el aumento muscular y su estatura aumentó. La cara si permaneció humana, pero el resto de su cuerpo no parecía ser de este mundo. Cuando el animal lo atacó, ni siquiera pudo moverlo. Le dio un fuerte golpe que tiro al enorme animal por el piso como si fuera una pluma. Lo cogió con una mano levantadolo en el aire y recostandolo a la pared.

- En cada casa sólo puede haber un monstruo y está es mi casa y mi familia. 

Le dijo el hombre, mientras introducía sus afiladas garras en el pecho sacándole el corazón. 




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