Capítulo 62 Una salida

 Abrió los ojos y miro el reloj, 7 AM. Se dirigió al baño y miro la pasta, el champú. Nada disminuía. Fue al refrigerador y lo mismo. Algo no estaba bien. Todos los días parecían igual. Su mujer vendría, haría el desayuno y saldría de prisa. Fue así, ahora tocarían la puerta, un vendedor. Efectivamente, le propusieron comprar un teléfono último modelo. Su mente se iluminó, si todo era como le venia a la mente, oiria un gran ruido y al salir veria la guagua en la esquina contra una casa y su esposa muerta debajo. Oyó el ruido y corrió. Efectivamente, ahí estaba su esposa muerta. Entonces pensó que si la hubiera detenido, se hubiera despedido, un beso, cualquier ligero retraso y estaría viva. Pero no era su culpa, era la rutina, quien sabría que sería la última vez que la vería. 

Y se dio cuenta, ya había pasado por esto cientos de veces. ¿Dónde estaba?. ¿Era ese el infierno?. Miro a su alrededor y noto una puerta por primera vez. Era distinta, más antigua, mucho más. Se dirigió a ella y la abrió. Adentro todo estaba oscuro, avanzó un poco mas y vio una luz. Detrás de la luz estaba el cielo. Pudo observarlo en todo su esplendor. ¿Cuál era la trampa?, ¿Sería tan fácil salir del infierno?.

Entonces una voz retumbó detrás de él.

- Sí, es fácil salir-. Le dijo quien aparentemente era un demonio.

- El infierno no tiene cadenas, no tiene cerraduras, tiene quien vele por su buen funcionamiento, pero nadie cuida sus puerta.

- Entonces, ¿Por qué no se van todos?, ¿por qué no se queda vacío?.

- Porque la culpa es lo que los mantiene dentro, tienes que perdonarte a ti mismo primero para poder salir de tu propio infierno.




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