Capítulo 63 El gato
Si me quieres caer bien, primero le tienes que caer bien a mi gato. Proverbio casi egipcio.
Salió del trabajo en dirección a su casa. Se sentía cansado, sin energías y un sueño descomunal. Últimamente no tenía fuerzas para nada, todo le costaba trabajo. Un gato se le pegó a las piernas y se frotaba contra ellas. No le molesto, se sintieron agradable las caricias del animal. Se agachó a recogerlo y continuó con el hacia su casa, sería agradable tener una mascota.
Al llegar a su casa abrió la puerta, su esposa le recriminó como siempre. ¿Estas son horas?. Ya seguro que bebistes. Andabas con tus amigotes. Las frases ya gastadas de cada día. Pero su mujer palidecio al ver el gato. Su semblante cambio. Este saltó sobre el regazo del hombre y le puso una pata en el hombro. El efecto fue asombroso. Como si le hubieran quitado una venda o se le hubiera caído la máscara a la mujer. Su rostro comenzó a cambiar, ya no era hermosa ni joven, su pelo no era negro. Unas verrugas que no había visto antes se asomaban sobre la nariz. ¿Es una bruja?. Pensó.
La mujer al ver la cara de asombro del pobre hombre salió corriendo. Sabía que había visto su verdadera cara, ya no tenía poder sobre su marido y no podría seguir drenando su fuerza vital.
Nada más salir la bruja de su casa, el pobre hombre se sintió mejor, más animado, menos cansado. El mundo se sentía menos pesado. Miro al gato con agradecimiento, sabía que le debía la vida.
Ahora saben porqué los egipcios adoraban los gatos, porqué no faltaba uno en cada casa. Los gatos tienen el poder de ver a las personas como realmente son. Así que no duden, si tienen un gato en la casa y huye de alguien o salta al regazo, el gato sabe bien porqué lo hace.
Comentarios
Publicar un comentario