Capítulo 67 Orfanato

 Me crié en un orfanato. No recuerdo nada de antes. Dicen que me dejaron allí con 5 años, sin fotos, sin pertenencias, sin nada. Tengo buenos recuerdos del lugar. Allí aprendí todo lo que se. 

Al principio fue difícil, no lo niego, abusadores mayores que yo, profesores con malas pulgas, y yo que tampoco era fácil.

Otros pasaban hambre, yo no. En invierno la comida no abundaba, pero el lugar estaba al borde de un bosque. Los animales eran presa fácil. Aprendí a cazar, a enterrar los huesos, a comer sólo lo necesario y no estar gordo y te descubrieran.

 Hubo un lugareño que me ayudó. Me enseñó todo, pero lo principal, no importa si esta gorda o flaca la presa, o si corrió. Si se alimentaba de desechos o buena comida. El buen sabor lo da el miedo. Esa mirada en sus ojos antes de morir, de la certeza que es su último aliento, eso es lo que mejora el sabor de la presa. Entonces me di cuenta lo que haría, empezaron a desaparecer los niños y profesores abusones, nunca apareció restos de ninguno.

Por eso no sé como me encontró el policía. Llegó a mi cabaña sin previo aviso, realmente me sorprendió. Los restos de mis presas nunca habían aparecido, ni las actuales, ni siquiera las primeras. Sabía muy bien como cubrir mis huellas. 

Entonces aquí estoy, con un buen vino merlot, mi preferido, y un buen trozo de carne del detective, esperando al resto de la policía. Su cara al saber que iba a morir le dio un gusto exquisito, me recordó el orfanato y el preciado sabor de esos pequeños asustados.



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