Capítulo 98 Leyenda

 Cuenta una leyenda antigua, de la época en que todavía eran escasas las poblaciones humanas en el mundo, que había una pareja de humanos que vivían apartados. El se levantaba todas las mañanas a buscar comida. Era un cazador bastante bueno y nunca volvía con las manos vacías, unas veces con un mamut, otras con un conejo, pero siempre con comida. 

Su mujer siempre tenía unas palabras de reproche a su regreso. 

- ¿Estas son horas?, ya no da tiempo cocinar.

- Dejastes las pieles de la cama regadas.

- Mira como traes tus pieles, ahora tu esclava a coser para que mañana puedas volver a salir.

Y así todos los días. El se mataba cazando, pero no había forma, siempre lo esperaba un reproche, aunque a ser sinceros, muchas veces su mujer tenía razón.

Un día en uno de sus viajes de caza pudo ver una piedra tallada como una deidad de la época y se detuvo a verla. Lo primero que le vino a la mente fue criticar a su mujer. Ese dia regresó más contento a casa. Su mujer notó la diferencia y se lo dijo. El le contó lo sucedido y le enseñó el lugar.

A partir de ese día, el regresaba de cazar y se desahogaba con la imagen, mientras la mujer también iba temprano en las mañanas también a desahogarse y pedir que su marido cambie.

Dios, cansado de tantas críticas y comentarios de ellos, castigó a ambos, por no apreciar lo bueno que tenían y sólo protestar por los defectos del otro. Cuenta la historia que a partir de ese día, las mujeres se sienten obligadas a pelearle diariamente a su esposo y los hombres son incapaces de entenderlas.



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