Capítulo 104 Oraciones

 Según una leyenda antigua, demasiado antigua, de la época de los dinosaurios. La primera civilización que piso la tierra, vivía semi oculta y aterrada. Compartían su territorio con enormes dinosaurios, disputaban su comida con fieros tigres llamados dientes de sable. Las aves de la época medían 5 metros y los insectos un metro. Salir cada día de la cueva era una peligrosa aventura. 

La primera visita de unos extraterrestres sucedió en esa época. Los primeros anunnakis en visitar la tierra conocieron de primera mano las visicitudes pasadas por los humanos. Ellos vieron el trabajo que pasaban y se compadecieron. Entregaron unas pequeñas figuras de adorno, pero en realidad eran comunicadores. En cada cueva familiar de la zona donde aterrizaron pusieron una, y les enseñaron como hablarles sus problemas a las figuras y así ellos vendrían a ayudarlos. Montaron un sistema de escucha en su nave para monitorizarlos. 

Así los humanos se sentirían protegidos. Pero la civilización no estaba preparada para esos adelantos técnicos, ayudó, si. La interpretación que le dieron fue la que pudieron entender en esa época. Como consecuencia, si los anunnakis eran considerados dioses, llamaron iconos a las figuras de adorno con micrófonos y altares al lugar donde las ubicaban. Surgía así la primera religión, con dioses, altares, iconos y por supuesto, la oración. El proceso de hablarle a una figura en un altar y ser escuchado por los dioses fué denominado orar. 

Cuenta la leyenda que todavía, millones de años después, se sigue haciendo. Pero ni tienen micrófonos los iconos religiosos ni hay una nave anunnakis escuchando para acudir en nuestra ayuda. Estamos solos, este planeta es nuestro, y si en vez de orar, no nos levantamos y actuamos, lo vamos a perder. 

Hay anunnakis en la tierra, si, pero no les importamos como antes.



Comentarios

Entradas más populares de este blog

Capítulo 115 Buscando su cuerpo

Capitulo 113 Segunda oportunidad

Introduccion